jueves, 13 de mayo de 2010

Cambia, todo cambia

Cambia lo superficial. Cambia también lo profundo. Cambia el modo de pensar. Cambia todo en este mundo.

No hay nada más necio que pensar que todo continuará igual. Y en política, aún peor. Mientras más alto se está, más fuerte puede ser la caída. Mientras más seguro se crea estar, más endeble puede ser el piso.

Cambia el sol en su carrera cuando la noche subsiste. Cambia la planta y se viste de verde en la primavera.

Genaro Arriagada, sensato político chileno quien fuera jefe del comando del NO cuando el plebiscito que venció a Pinochet, trata (no sé bien con cuánto éxito) de transmitirnos un mensaje: Pinochet no era invencible, Chávez tampoco lo es. Dice Genaro que estamos en el camino correcto. Y yo concuerdo con él. Hemos construido un espacio de coincidencias políticas, que es tanto más que un mero acuerdo electoral. Se trata de entender, finalmente y luego de muchos tropiezos, que en la unión está la fuerza. Que desunidos nos debilitamos, juntos somos poderosos.

No voy a caer en la eterna y manida cantaleta de “están asustados”. Eso no me parece un argumento inteligente. Creo sí que la revolución llegó a su Principio de Peter. Creo sí que hay un inmenso espacio para construir el triunfo posible. Y de eso tenemos que sacar provecho. Saber leer en el escenario y colocarnos de parte de la gente, no en contra de ella, que es precisamente lo que hace el oficialismo aun cuando se la pasen cacareando como gallinas patulecas lo contrario.

Hay que hacer evidente lo que es obvio. Poner las culpas y las responsabilidades donde deben estar. La pésima gestión habla por sí sola. Y es sistémica. En lo económico, en lo social, en lo educacional, en la salud, en la transportación, en la vialidad, en la seguridad. Por todas partes se ve el fracaso. Huele a fracaso. Sabe a fracaso. Es indisimulable. Y a todo el desmadre se suma una corrupción nauseabunda que está a la vista.

Por eso hay que ponerse de parte de los ciudadanos, que son los “pagapeos” de toda esta novela revolucionaria de pésima factura. Y trabajar por la Unidad, entendiendo que ella es tanto más que una carta temporal. En Chile, la concertación tuvo cuatro gobiernos. Hoy la democracia chilena está consolidada.

Basta ya de la necedad de repetir una y otra vez que Chávez se las sabe todas, que es imposible de derrotar, que es una suerte de semi dios. Pamplinas. Dejemos de tener esos pensamientos y actitudes que tan flaco servicio le hacen a la solución. Recordemos que cambia, todo cambia. Y cambia porque nos dediquemos a trabajar para que cambie.

Y lo que cambió ayer tendrá que cambiar mañana.

viernes, 7 de mayo de 2010

Y CANTAN LAS CHICHARRAS

La canción de unas chicharras acompaña mi escritura. Están alborotadas. Buscan amor en un país donde cada vez escasea más el cariño. Por eso cantan. Yo las escucho con la paciencia que no me abunda y que trato de cultivar. Porque si algo se necesita en este país es paciencia. Porque sólo siendo pacientes y perseverantes saldremos de este despelote monumental.

Cantan las chicharras. En todo el territorio nacional. Mientras lo hacen, el gobierno arrecia en sus ataques. Nada sacia su deseo codicioso de deglutir todo cuanto de bueno haya en este país. Con una estrategia de matones mafiosos, fueron a poner presos a unos carniceros. Así que aquello de “vamos contra los ricos” no va más. Aquí está instalado el “sálvese quien pueda”.

Y cantan las chicharras.

En Yaracuy, la finca de Diego Arria, en plena producción, es objeto de la malsana ejecución de un procedimiento de confiscación. A Diego le cobran así su crítica a este gobierno.

Y cantan las chicharras.

En el Tiznao, por allá por los campos andinos, unos campesinos se aprestaban a sembrar, luego de haber preparado la tierra para ello. No sabían que recibirían la “visita domiciliaria” del INTI, con la orden de parar toda labor hasta tanto ellos, los genios del gobierno, decidan qué se va a sembrar allí y sean ellos mismos, los del gobierno, quienes lo siembren.

Y cantan las chicharras.

Entretanto, Franklin Brito, el productor agropecuario, cumple 144 días de estar recluido en contra de su voluntad y 66 días de que empezó su última huelga de hambre, el 1 de marzo.

Y cantan las chicharras.

En Maracay, el gobierno se coge el Country Club. Así nomás. Sin derecho a pataleo. Es que le gobierno es guapo y apoyao’. Ni la Fiscalía ni los tribunales le ponen preparo. Y por eso en este país el gobierno hace lo que le dé la gana. El asunto va más allá. Leemos en la prensa que Las instalaciones del Country Club de Maracay ya se encuentran bajo el control del Gobierno de Aragua, luego de que el mandatario regional, Rafael Isea, ordenara la recuperación de estos espacios para el disfrute de los venezolanos. El secretario de Gobierno, Carlos Mendoza, dijo en una reunión con la junta directiva de la Asociación Civil Country Club que la decisión del Ejecutivo regional no tiene vuelta atrás. "Ya estos espacios no serán excluyentes". Esa fue su frase, de ese tamaño es su arbitrariedad. Pero el hombre no se queda ahí y pronuncia esta infeliz declaración: "Ese concepto de acciones, afiliaciones, está enmarcado dentro de la propuesta capitalista. Este lugar va a quedar abierto al uso de todas las personas que decidan visitarlo bajo una normativa propia que permita garantizar su conservación; que no es el criterio de exclusión con lo cual se venía trabajando aquí". Condescendiente en su acción, el gobiernito de Isea dice que a los 1200 socios "no les vamos a impedir jamás el uso de estas instalaciones. Por el contrario, los invitamos a sumarse, a participar en mejorar todas estas estructuras compartiendo con el resto del pueblo. El campo de golf y las caballerizas siguen allí con la única diferencia de que no serán exclusivas".

Y cantan las chicharras.

En el país, por todos lados, afloran las protestas. De trabajadores, de madres, de jubilados, de estudiantes, de profesores, de trabajadores del sector informal y un largo etcétera. El gobierno ni pendiente. Ciego, sordo y testarudo.

Y cantan las chicharras.

Quizás las chicharras no están sólo cantando tonadas de amor. Quizás también nos están despertando. El 26 de septiembre hay elecciones. ¿Vamos a dejar que el gobierno pase liso?