En la reunión del cogollo ampliado del PSUV, “micomandantepresidente”, dictó cátedra y líneas. Fueron cinco órdenes de acción política. La quinta fue la repolitización y repolarización. En palabras del individuo: “ Repolarizar: nosotros los patriotas y ellos los vendepatria. Nosotros unidos, una unificación repolitizada repolarizante".
Mucha gente pensará que esto es una babiecada más de “micomandantepresidente”, el eco adormecido de su lamento. Yo no me lo tomo tan a la ligera y sé que en las esferas políticas de los partidos de oposición no menosprecian la amenaza.
Chávez pringó este país de política en su epidermis y su dermis. Aquí todo el mundo habla de política en cualquier parte. En la oficina, el negocio, la casa, la escuela, la universidad, la calle, las panaderías, etc. Chávez politizó el país entero y luego de politizarlo, lo polarizó. Tornó la nación en un escenario de maniqueísmos y sin razones. Algunos alertamos de los peligros de todo eso. Pasó lo que advertimos: el país se “craqueló” en dos pedazos sociopolíticos.
El referéndum para la reforma constitucional de 2007, las elecciones de gobernadores, legisladores regionales y alcaldes en 2008 y las de diputados a la AN en 2010 hicieron que este país, criminalmente dividido en dos “bandos” antagónicos e irreconciliables, se convirtiera en un rompecabezas de piezas posibles de armar, sin que se forzara a una homogeneidad contra natura. Los acuerdos suscritos entre organizaciones, con el apoyo de instituciones de la sociedad civil y personalidades de relevancia, dibujaron y pintaron al fin la Venezuela multicolor. Surgió la unidad. Se produjo un aumento sustancial y progresivo de la votación a favor de la “oposición”. El electorado dejó de sentirse preso en las redes de los bandos. Los factores de oposición entendieron que la gente no quiere un país donde se les exija escoger entre blanco y negro. A los venezolanos nos gusta lo variado. La despolarización como estrategia reveló algo crucial: las organizaciones políticas comprendieron de una vez por todas que ellas se tienen que parecer al país, no pretender que el país se parezca a ellas.
Chávez se asfixia en un escenario despolitizado y despolarizado. Es un mar en el cual no sabe nadar ni navegar. De allí que insista en volver sobre los pasos de años atrás: la radicalización. Por eso habla del “Polo Patriótico” (cadáver insepulto); por eso quiere infestar de nuevo toda la piel nacional con el tema político. En la multiplicidad Chávez pierde.
La oposición debe seguir por la senda que tan buenos triunfos ha rendido. En la variedad está el gusto. No existe comprobación alguna con respecto a que una tarjeta única sea más beneficiosa que el ofrecer al electorado votar por un mismo candidato pero en una diversidad de tarjetas. La meta es una Venezuela democrática, plural, con un estado probo, descentralizado, que esté al servicio de la gente y no que convierta a los ciudadanos en siervos de la gleba. Por ello trabaja disciplinadamente la MUD, en una conjunción estelar política que entiende bien la sinergia. Dejemos que Chávez grite y patalee. Cualquier día de éstos hará como el camarada Kruschov; se quitará el zapato y dará de golpes con él sobre una mesa. Magnifico. Dejemos que se radicalice. El país comprenderá cada día más y mejor que Chávez no se parece a Venezuela y que lo único que quiere es hacer que Venezuela sea idéntica a él y se rinda a sus pies.
Entretanto, trabajemos por la Unidad. Apoyemos a nuestros alcaldes, gobernadores, legisladores regionales, concejales y diputados nacionales. Respaldemos la lucha cívica de las universidades, de los jóvenes, de los sindicatos, de las academias, de los colegios profesionales, de los comerciantes, los productores agropecuarios. Pongámonos de parte de la gente. No nos polaricemos. Radicalizarnos daría al traste con todo lo que hemos logrado y que podemos lograr.
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