A la larga, encendida y pendenciera perorata del señor Presidente Chávez en el “Aló Presidente”, en la que ordenó a los militares venezolanos “preparar” al pueblo para la guerra, el gobierno de Colombia respondió con un escueto y mesurado comunicado de 105 palabras que bastaron para aclarar que Colombia no ha tenido gesto bélico alguno para con Venezuela, rechazar las amenazas del gendarme de gallera venezolano y anunciar que acudirá a la OEA y al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para que en esas instancias se aborde este patético asunto.
Yo imagino que hay una minoría de colombianos que detesta a los venezolanos, y viceversa. Son y siempre han sido minorías que nunca han logrado imponer su voluntad. En este asunto, como en tantos otros, el señor Presidente Chávez no representa a la mayoría de los venezolanos, a quienes no se nos cruza por la mente semejante desatino como el de caer en una guerra fratricida con nuestros vecinos. Tal sería un conflicto con características de guerra civil, dados los lazos y parentescos que abundan entre las gentes de ambas naciones. En ese episodio de sinsabores no queremos caer ni colombianos ni venezolanos.
Yo comprendo que el señor Presidente Chávez esté aburrido de los asuntos típicos de gobernar, a saber, la economía, los servicios públicos, la vivienda, la red vial, la seguridad ciudadana, etc. Esas cosas le hastían. El, al fin y al cabo, vino al mundo para ser un héroe, no un gobernante cualquiera que trabaja de lunes a sábado y los domingos descansa. El vino al mundo con un destino, el de salvar a la América toda. Persuadido está que es la reencarnación de Bolívar.
Pero a pesar de lo cantinflérico que parece todo el metejón, los colombianos, que no se toman en juego a Chávez pues saben que es más peligroso que yerno en casa con iniciativa pa’l gasto, olfatean fiebre alta en las ya muy calientes relaciones con Venezuela. Saben bien que el desencuentro es con el señor Presidente Chávez, no con los venezolanos. Los vecinos nos llevamos bien. De vez en cuando tenemos algún pleito, de menor relevancia. Nada que valga la pena poner en los anales de la historia. Ah, pero el señor Presidente Chávez es cosa distinta. El sí quiere pleito y lo quiere en serio, con tropas, aviones, tanques, ametralladoras, misiles, etc. He allí el problema. Los colombianos saben que ese conflicto lo ganarían en un tris, dada su vasta experiencia luego de tantos años de enfrentar a los irregulares y a su superioridad en materia de tecnología y armamento, pero para les interesa ni conviene una guerra con Venezuela. Aquí viven unos 4 millones de colombianos, nacidos en Colombia o Venezuela, gente buena que para nada tiene la culpa de los desafueros del señor Presidente Chávez y de su envidia hacia Uribe. Saben además los colombianos que se convertirían en los malos malucos de la partida, pues el señor Presidente Chávez haría lo que bien sabe hacer, victimizarse. Con el dinero que guarda bajo el colchón emprendería una campaña multinacional feroz, inventando váyase a saber cuántas patrañas. Al fin y al cabo en su historia de soldado, el señor Presidente Chávez es un perdedor.
Yo por de pronto no me preparo para combatir. No lo haré. Uno puede cometer muchas estupideces en la vida, pero hay que tener mesura. Con los hermanos no hay guerra posible. Mal harán mis compatriotas, rojos rojitos o de cualquier tendencia, en seguirle este juego al señor Presidente Chávez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario