domingo, 29 de noviembre de 2009

¿Y quién dijo que sería fácil?

La llevamos complicada. De eso no cabe la menor duda. No hay cama pa’ tanta gente buena que legítimamente aspira a una diputación en la Asamblea Nacional. Y el asunto es aún más enredado cuando se trata de presentar candidaturas que sean apoyadas por toda la alianza.

Créanme, se está trabajando muy duro. Y es harto enredado armar una “alianza perfecta” cuando lo que nos estamos jugando es tan gordo. No es soplar y hacer botellas ni tampoco tema de desprendimientos que suenan muy románticos pero que, lejos de ser en efecto beneficiosos, pueden resultar contraindicados.
La gente tiene que estar clara. No vamos a arrasar en las elecciones. Eso no es posible. Los números no dan para eso. Pero podemos ganar las suficientes curules como para poner en severos aprietos al gobierno nacional. Lograr romper la hegemonía. Y eso, créanme, es en extremo importante con miras a lo que habrá de suceder en los próximos años.

En Argentina está a punto de estrenarse un nuevo parlamento nacional en el cual el gobierno de Madame Botox no tiene mayoría califiacada. Cristinita comenzará a pasar aceite. En Paraguay el Senado reprobó al Presidente Lugo (el “padre de la patria”) y no le aprobó el presupuesto para el año 2010. Lugo pasa aceite.

Poco a poco y con mucha sensatez se va armando el escenario. La Mesa de Unidad ya ha hecho anuncios en extremo importantes, que han sido producto de largos y densos debates en un ente que, lejos de sumergirse en los pleitos estériles, busca acuerdos y soluciones. Se arma un cronograma, se trabaja día tras día en una propuesta que entusiasme a un país que, gracias a los dolores y pesares causados por el gobierno del Presidente Chávez, ha escuchado los cantos de la desesperanza.

Muy pronto estaremos en 2010. Año de mundial de fútbol. Año electoral. Se puede caminar y mascar chicle. Se puede disfrutar el espectáculo máximo del balón sin descuidar la agenda que nos ocupa. Se puede y se debe ser “multitarea”.

Y como en el fútbol, en esta coyuntura que vivimos tenemos que mostrar lo que los brasileros llaman “jogo de cintura” (juego de cintura).

Dejemos que el gobierno continúe sumergiéndose en su discurso insípido. Dejemos que se mojen las patas en los barriales de la incoherencia. Que griten todo tipo de babosadas, que persistan en la cantaleta del “imperialismo” y la paranoia gafa. Finalmente va quedando claro que ni saben trabajar ni saben gobernar. Con el zaperocón de los bancos queda al descubierto que los boliburgueses no son más que una sarta de fétidos bolichoros, unos maleantes de cinco espuelas que sentaron sus posaderas en las poltronas del gobierno para robar.

No nos angustiemos. Vamos por buen camino, porque la senda de la unidad es la correcta. Desunidos los debilitamos todos; unidos nos convertimos en David. Poco a poco la Mesa de Unidad irá haciendo anuncios. Hay que tener paciencia y no precipitarse. Sin prisa pero sin pausa. Esa es la conseja.

Hoy es 29 de noviembre. Hoy los hondureños tienen elecciones. Zelaya, el patético bigotón, sigue refugiado en la embajada de Brasil, haciendo el papelón de su vida. Muchos creyeron que el gobierno de transición presidido por Micheletti no duraría ni una semana. La realidad está ahí, innegable.

Paciencia y más paciencia. Trabajo y más trabajo. Unidad y más unidad.

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