Mientras el país se nos cae a pedazos. Mientras la corrupción hace metástasis en todo el aparato estatal centralizado. Mientras los refugiados de las lluvias diciembre siguen hacinados y pasando el trabajo hereje en eso que es un eufemismo llamar “refugios”. Mientras cada invasión de finca se convierte en creación de desiertos y de casas muertas. Mientras el gobierno despilfarra los dineros públicos y genera cada día más caos. Mientras usted y yo tenemos que hacer milagros para ver cómo logramos pagar el mercado. Mientras los malandros andan libres y de su cuenta, matando gente y robando todo lo que se les antoja. Mientras todo y mucho más eso ocurre, el presidente Chávez usa preciados minutos de su show dominical para hablar de las operaciones de lolas. La escena parecía de “¿Dónde estás corazón?”.
“Micomandantepresidente” pudo, por ejemplo, dedicar esos minutos a motivar a las mujeres a hacerse chequeos periódicos para detectar a tiempo un cáncer u otras enfermedades femeninas. Peo no; a él le pareció más importante dictar cátedra sobre los efectos de una cirugía plástica para aumentar las lolas. ¡Válgame Dios! ¿Se puede ser más banal, frívolo, irrelevante e intrascendente?
Esto se tiene que acabar. Nunca debió comenzar, eso lo sabemos. Pero se tiene que acabar. Tiene que tener su punto final en las elecciones de 2012. Es una irresponsabilidad el que los electores permitamos que ese individuo, a punta de mentiras, trajines y manipulaciones emocionales, siga ganando elecciones. Entendamos de una vez por todas que a la gente hay que hablarle claro y raspao’. Nada de medias tintas. Hay que decirle las verdades, aunque duelan. Hay que decirle que el gobierno de ese señor es ineficiente, incapaz, ladrón, que cada bolívar que roban es plata que le quitan al pueblo. Hay que decirle que los ministros de la economía son una manga de incompetentes que no hacen sino destruir y generar la mayor inflación de todo el planeta. Hay que decirle que el Ministro ese de las tierras no es más que un guapetón de bíceps inflados que, pistola en el cinto, amenaza a los ganaderos y pretende arrebatarles sus tierras, convertidas en productivas con el honesto sudor del trabajo, so pena de ser lanzados a las calles sin compensación alguna. A los electores hay que decirles que toda esta novelucha de las expropiaciones urbanísticas no es más que un disfraz para ocultar la verdad, que no es otra que este gobierno no ha construido ni viviendas, ni grandes obras públicas, ni vialidad, ni parques, ni represas, ni plantas eléctricas. Nadita de nada.
Hay que decirle a los electores que les mintieron desde el principio, con vileza, con perversidad, con maluquería. Que les prometieron villas y castillos y sólo les dieron las boronitas que caían de sus boligarcas mesas de sátrapas sinvergüenzas. Si dulcificamos la cosa, si edulcoramos la situación, el encantador de emociones, este flautista de Hamelín versión tropicaloide, puede volver con sus lágrimas de cocodrilo y convencer otra vez a los electores. Nada es más poderoso que la verdad.
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