Leo la prensa, escucho la radio, veo la televisión, reviso internet, leo mi correspondencia. Y sí, a mí me pasa lo mismo que a usted. Estoy harta de tanto pleito vacío, de tanta insultadera, de tanta frase hueca. Estoy hasta la coronilla de discursos inflamatorios, de esta gesta dizque heroica, de las boinas y los disfraces de aceituna rellena de pimentón.
Estoy cansada de un gobierno que no ha servido para nada y que no da señales de alguna vez servir para algo, como no sea para sistemáticamente destruir. Estoy hastiada de un Parlamento Nacional fracasado e intelectualmente escaso, integrado por focas amaestradas.
Ya no soporto más las declaraciones insípidas de la Defensora del Pueblo, a quien el cargo, al cual llegó por carambola, vaya si le queda grande. Encuentro francamente intolerable que la presidenta del Tribunal Supremo de Justicia sea una mujer sin carácter ni personalidad, inodora e incolora, que es apenas una voz que repite lo que le dictan desde Miraflores y que, a pesar de la millonada que recibe por su mal trabajo, es responsable porque en Venezuela la justicia simplemente no exista.
No puedo más con esos señoritingos como el Presidente del Instituto Nacional de Estadísticas, un pésimo personaje de peor novela que habla de la inflación y de los patéticos índices económicos de Venezuela como si aquí todo estuviera de maravilla. Cómo se nota que ese señor en su vida pisa un mercado, ni hace la compra, ni sabe cómo tenemos que hacer magia para sobrevivir los millones que no tenemos una chamba tan bien pagada como la de él.
Me produce nausea leer o escuchar a José Vicente Rangel, con su farsa dominguera en televisión y sus necedades en el Diario Vea en el que escribe con la cobardía del seudónimo “Marciano”.
Me revuelve el estómago cada una de las marramuncias que hace Diosdado Cabello para triturar a la gente de RCTV. Cómo se le nota que lo único que siente es envidia, porque ni naciendo de nuevo podría llegarle ni por las patas a Marcel Granier.
Carezco de tolerancia para la estupidez y la brutalidad que exhibe con desparpajo el nuevo Vicepresidente Elías Jaua, el rey de la improvisación.
Me enfurece ver a la plana mayor del gobierno nacional hablando paja sobre la inseguridad, cuando ellos son los responsables de que en este país vivir ya sea un caso de suerte.
Me indigna el señor ministro del poder popular de interior y justicia, quien con su cara tan lavada declara pomposamente sobre el sistema penitenciario venezolano como si éste fuera una sucursal de Disneylandia y no una puesta en escena más dramática que Los Miserables de Víctor Hugo.
Se me acabó la paciencia tipo Job para aguantar las sandeces de la regordeta presidenta de Venezolana de Televisión.
Me irrita ver al Canciller Maduro y al Presidente de la República insultando a todos los mandatarios que no les hacen reverencias.
Me resulta intragable la vulgaridad y la patanería del tipo ese de La Hojilla.
Me acalora sintonizar ANTV cuando están en sesiones porque no puedo creer que en un solo lugar quepa tanta sumisión y desvergüenza.
No hago chistes sobre este gobierno no porque haya perdido el sentido del humor, sino porque creo ningún chiste puede superar a este sainete que vivimos.
Me motiva ver a nuestros jóvenes luchando por un país que heredaron hecho trizas.
Me inspira ver a las familias de los presos políticos que no desmayan.
Me reconcilia ver que los partidos políticos de oposición hacen esfuerzos denodados por llegar a acuerdos de unidad, a pesar de los muchos contratiempos y las muchas críticas oportunistas que les hacen.
Me emociona ver a los gobiernos regionales y municipales de oposición echándole un camión de ganas y trabajando sin descanso por la población, a pesar de los ataques inmorales que reciben del gobierno nacional y las infamias de las que son todos los días objeto.
Me entusiasma sentir que todos estos largos años de lucha comienzan a dar frutos.
Como ve, amigo lector, a mí me pasa lo mismo que a usted.
Por eso y muchas cosas más, este año el dulce de lechoza me lo comeré en septiembre.
.
1 comentario:
Excelente!!!!A muchos nos "pasa lo mismo que a usted."
Publicar un comentario