domingo, 29 de abril de 2012
miércoles, 25 de abril de 2012
La sociedad del progreso
Nicolás Maduro, quien no se distingue por ser un Adonis, siente una envidia portentosa al ver cómo las mujeres de Venezuela, incluidas las chavistas, se derriten por Henrique Capriles, no sólo por su estilo sencillo y atractivo sino por su figura apolínea. Ante esa realidad, la reacción de Maduro es tildarlo de "mariposón". Bueno, no usó esa palabra sino un vocablo procaz, típico de malandros de la más baja ralea. Pero mi respeto y concierto con la impecable corrección que caracteriza a El Universal impide que yo lo escriba tal como lo dijo el ilustre canciller y como ha sido suficientemente referido por los medios, en especial por aquellos bajo el control del gobierno, que se han solazado en transmitir una y otra vez la grabación del evento en el cual ocurrió el nefasto y tan denigrante ataque verbal que ha retumbado dentro y fuera de las fronteras.
El contundente rechazo a semejante declaración no se hizo esperar, nacional e internacionalmente. No en balde estamos ya en el siglo XXI, un siglo en el cual la corrección en la formas es ya tan importante como el fondo. Maduro pretende arreglar el desaguisado, entuerto más bien, y no halla más infeliz manera que armar una segunda declaración en la que destaca la siguiente perla: "... no tendría que meterme con la condición sexual de nadie. Nosotros respetamos a todos los seres humanos, pero si ofendí a alguien pido disculpas... Lo dicho en ese momento fue al calor de los recuerdos. Toda la pasión que se genera al recordar a los sifrinitos fascistas que creyeron que tenían el poder en la mano y salieron para capturar al pueblo...".
El problema de estos señores del feudalismo del siglo XXI que detentan el poder en Venezuela es su absoluta incapacidad para metabolizar el cambio que ha emergido en la sociedad universal a partir del nuevo pensamiento progresista. A las sociedades modernas ya les importa un rábano las decisiones que en materia de sexualidad tomen sus políticos. A las sociedades actuales de primer mundo les sabe a carato de pepino si sus hombres o mujeres en política son heterosexuales, homosexuales, bisexuales, metrosexuales u omnisexuales. Ello se ha dejado para los debates religiosos. Capriles no es homosexual, pero si lo fuera importaría poco. Importa sí a los ciudadanos, y mucho, que los políticos sean gente honesta, altamente preparada y capacitada para el gobierno y la gestión publica, coherente, eficiente y cuya ejecutoria sea limpia, transparente, respetuosa y con altísimos niveles de responsabilidad social. Son precisamente esas las virtudes que no adornan al Canciller. Que su relación de pareja sea una confusión en la que él pareciera producir altas dosis de progesterona en tanto su pareja denote abundancia de testosterona acaso explique el porqué el Ministro de Relaciones Exteriores esté infradotado para comprender que el mundo cambió, cambió para bien, cambió para siempre. En ese nuevo y progresista mundo los gritones de oficio, y en particular quienes lanzan lecos encolerizados como instrumento de la adulonería, comienzan a ser identificados por los ciudadanos como lo que son, fascistas.
Pocas actitudes resultan más reveladoras del fascismo a la carta que aquellas que pretenden hacer de la evaluación de la sexualidad del competidor una manera de lapidarlo. En todos los regímenes fascistas, incluyendo el de Fidel y Raul Castro que contabiliza ya más de cincuenta años, la persecución a todos aquellos que son distintos, o piensan o actúan diferente, muestra hasta el carozo su talante destructivo y esencialmente antidemocrático. Igual comportamiento se observó en la Alemania de Hitler, en la Italia de Mussolini, en la España de Franco, en la Unión Soviética, el Chile de Pinochet y tantos otros que llenaríamos ediciones enteras de este periódico si mencionáramos a todos. Millones de ciudadanos en esas sociedades eran marcados ya fuere por su origen étnico, sus principios religiosos, la calidad de su condición física y mental, su preferencia sexual o su tendencia política o ideológica. Así fueron denigrados, excluidos, pisoteados, encarcelados y hasta asesinados. Estos regímenes de la decadencia tienen expedientes de persecución que apilados cabrían apenas en un espacio de magnas proporciones como el Estadio Azteca de México, D.F. La historia ha sido manchada de sangre por estos salvajes que se dicen salvadores de las patrias. Lejos de construir una sociedad progresista, los fascistas de hoy, como los de ayer, patrocinan y ejecutan la exclusión social. Destilan odio por cada poro.
No deja de resultar curioso, por decir lo menos, que Maduro, acaso uno de los funcionarios de mayor jerarquía en el gobierno y con mayor numero de horas de vuelo y de viajadera por los cinco continentes, no haya empero aprendido que los políticos son dueños de lo que callan y esclavos de lo que dicen, concepto clásico de la diplomacia. Este canciller, con sus torpes y pendencieros modos, hizo uso de las pocas neuronas que habitan en su cerebro para vomitar una declaración que dentro de un miserable carácter homofóbico -que hizo reír a mandíbula batiente a Maripili Hernández (invito a que la vean en el video)- en realidad puso de bulto la clase de lupanar en que quieren convertir a nuestro país. Maripili, imagino, reaccionó espontáneamente, sin poner freno a sus más íntimas emociones y desnudando su alma en vivo y en directo frente a las cámaras. ¿Cómo se explica tanto machismo en una mujer que presume de periodista "posmo"?¿Qué le pasó a la política con maquillaje operático que le habla a los jóvenes con un supuesto discurso de amplitud? ¿Pedirá disculpas por tan inapropiada carcajada?
Hay que apuntarle a Maduro lo que seguramente le dijo no pocas veces el ex Canciller Roy Chaderton, individuo que mucho estudió gracias a sus años en la escuela Calvani y sabe de las artes y complejidades de la diplomacia: que es bueno procesar y aplicar lo de "dime de qué presumes y te diré de qué adoleces". En su aspiración de ser el escogido heredero al trono de Miraflores, dada la enfermedad del rey, el Canciller recurre y recurrirá aún a cualquier bajeza con tal de lograr el cometido que no ha conseguido hasta ahora: posicionarse en la mente de Chávez y de los electores como competidor con posibilidades de triunfo en la contienda del 7 de octubre frente a un Capriles Radonsky que ofrece para la evaluación del electorado un magnifico portafolio de obras realizadas durante sus ejecutorias como alcalde y como gobernador, una campaña gallarda, con propuestas de soluciones a los problemas que agobian a los venezolanos y con una altura que lo coloca como estadista y no como un politiquero barato lanzado en aventuras de piratas.
La sociedad del progreso, esa sociedad vanguardista que estamos empeñados en construir en Venezuela se distingue por borrar de los dichos y los hechos la descalificación y la exclusión. En esa amplia sociedad encontrarán cabida estos malandros que porque se ponen un traje de firma y una corbata de marca se creen gente, pero no gobernarán. El progresismo venezolano vencerá al fascismo del siglo XXI.
lunes, 16 de abril de 2012
Juego de tronos
Detrás del lagrimeo y la abundancia de frases típicas de plañideras de oficio, lo que persiste es la ambición de convertirse en "heredero al trono". Se dicen adoradores de la revolución y defensores a ultranza de los deseos de micomandantepresidente. De soslayo se miran los unos a los otros, planificando el expediente que desean armarle al competidor para sacarlo del juego. Se dan palmadas en los hombros como dolientes en hospital en la antesala de cuarto de enfermo, cuando en realidad darían lo que no tienen por clavarle un chuzo y dejarlo frío.
El Canciller se pasea de cumbre en cumbre y de embajada en embajada. Busca apoyos internacionales. El presidente de la Asamblea da discursos apasionados, en los que abundan las florituras de ese lenguaje tan digno que lo caracteriza, mientras se cruza pines con oficiales en ejercicio y alguno que otro ya en retiro. El Vice afina estrategias con encapuchados. Es el único que ruega a todos los santos y las animas benditas - esos en quienes no cree con la solemnidad del ateo - que el jefe no se le ponga peor. Como se tenga que retirar, su suplencia tendrá los días contados. El zar del petróleo no se queda atrás y recuerda a otros zares que el que maneja los reales es él. Quiere que quede claro que su nombre se pronuncia siempre en mayúscula.
Se preparan para las zancadillas. Si al jefe le sigue caminando el mal, veremos como este juego de tronos se convierte en guerra. El hombre de la pantalla nocturna afila la hojilla. No ha decidido todavía a quien o quienes pasar su filoso instrumento por la yugular. Porque abundan las venas. Y él ya aprendió que no hay que apostar a perdedor.
Entretanto, al hombre ya ni lo recibe el presidente isleño. Ahora mandan a un subalterno y ponen la alfombra roja usada. Toda una señal. Y él que se creyó eterno, inmortal... Va camino a convertirse en estatua de plaza.
Advertencia: si antes la unidad era importante, de aquí en más será crucial, asunto de vida o muerte.
El Canciller se pasea de cumbre en cumbre y de embajada en embajada. Busca apoyos internacionales. El presidente de la Asamblea da discursos apasionados, en los que abundan las florituras de ese lenguaje tan digno que lo caracteriza, mientras se cruza pines con oficiales en ejercicio y alguno que otro ya en retiro. El Vice afina estrategias con encapuchados. Es el único que ruega a todos los santos y las animas benditas - esos en quienes no cree con la solemnidad del ateo - que el jefe no se le ponga peor. Como se tenga que retirar, su suplencia tendrá los días contados. El zar del petróleo no se queda atrás y recuerda a otros zares que el que maneja los reales es él. Quiere que quede claro que su nombre se pronuncia siempre en mayúscula.
Se preparan para las zancadillas. Si al jefe le sigue caminando el mal, veremos como este juego de tronos se convierte en guerra. El hombre de la pantalla nocturna afila la hojilla. No ha decidido todavía a quien o quienes pasar su filoso instrumento por la yugular. Porque abundan las venas. Y él ya aprendió que no hay que apostar a perdedor.
Entretanto, al hombre ya ni lo recibe el presidente isleño. Ahora mandan a un subalterno y ponen la alfombra roja usada. Toda una señal. Y él que se creyó eterno, inmortal... Va camino a convertirse en estatua de plaza.
Advertencia: si antes la unidad era importante, de aquí en más será crucial, asunto de vida o muerte.
domingo, 15 de abril de 2012
Tras la fachada
Notitarde, 15 de abril, 2012
A la gente - y con mucha razón- le angustia el creciente proceso de estatización. Siente -de nuevo con razón- que todos los días el gobierno se apropia de algo, sea una empresa, un terreno urbano, hectáreas productivas rurales, la bodega de la esquina, un estacionamiento o las prestaciones sociales de los trabajadores. La excusa es invariablemente la misma: aducen que el Estado será un excelente gerente de todo lo confiscado y que el gran beneficiado será el pueblo. Toda la evidencia deja claro que ni el Estado es un gerente eficiente ni el pueblo ha salido beneficiado de toda historia de apropiaciones indebidas.
Pero todo ese feroz capitalismo de estado, propiciado y puesto en práctica por el gobierno, es la perfecta y contundente fachada tras la cual ocultar lo que verdaderamente tejen los poquitos que controlan el poder. Venezuela no es para ellos un país o una nación; es una telaraña en la cual han logrado imponer sus marramuncias, sin que exista quien les ponga preparo.
Dos son las fuentes principales de ingresos para estos sórdidos bandidos: el sector petrolero, en el cual el negociado está como plato principal y consiste, según me explican expertos, en asegurar que el país produzca menos petróleo y eso que deje de producir pueda ser surtido por otros proveedores. A eso se suma la cantidad de coimas en los acuerdos, adjudicaciones y supuestas licitaciones. En muchos países, varios de los cuales están en el portafolio de naciones con las cuales Venezuela hace negocios, el pagar comisiones no es ilegal.
Cada asignación de espacios para la exploración puede ser una mina y puede suponer algo por debajo de la mesa. Cada supuesta compra de materiales comporta pagos adicionales. En muchas ocasiones, lo comprado ni siquiera existe o es material de segunda. Y como además a los petroleros les ha sido asignada una madeja de asuntos no petroleros, pues la oportunidad la pintan calva. Si alguna vez PDVSA fue una caja negra, ahora es no sólo negra sino peluda. No puede producir asombro escuchar de la vida de jeques que se dan muchos de los recientes magnates que proclaman a los cuatro vientos que PDVSA es roja rojita.
El segundo espacio de fétidos multimillonarios negociados está en el narcotráfico y la compra de armamento. Todos los informes internacionales sobre movimiento de drogas coinciden en advertir que a consecuencia del plan de seguridad iniciado en el gobierno de Uribe y continuado por Santos, muchas operaciones de los traficantes se han mudado. Dicen que la droga que va para el norte de América es manejada por narcos de algunos países centroamericanos y los inefables querubines mexicanos que han cobrado miles de vidas ya en ese hermoso país donde hay una guerra no declarada que se deglute millonadas en fondos públicos que son asignados a la lucha contra esos mafiosos en lugar de costear gastos en educación y salud para los mexicanos. En esos mismos informes se advierte que un alto porcentaje de las drogas que van a Europa pasan por Venezuela.
Se sabe que el trafico de drogas es un negocio redondo. Ningún grupo independiente en Venezuela tiene el músculo ni el poder para concentrar ese negocio. Ah, y como con el aumento del narcotráfico viene el incremento en la lucha contra esa inmundicia, pues aparecen los negocios de compras de armas y otros productos asociados. En un país de unos 27 o 28 millones de habitantes, se dice que hay unas 10 millones de armas en poder del hampa. Supongamos que en manos de los organismos de seguridad del estado hay cuanto menos igual numero. Bueno, son 20 millones de armas. Llegue el lector a sus propias conclusiones. Y abísmese. Y también pregúntese quién o quiénes están comiendo ahí.
¿Y la Contraloría? ¿Y la Fiscalía? ¿Y los tribunales de la República? Bien gracias. Abanicándose,porque hace mucho calor.
A la gente - y con mucha razón- le angustia el creciente proceso de estatización. Siente -de nuevo con razón- que todos los días el gobierno se apropia de algo, sea una empresa, un terreno urbano, hectáreas productivas rurales, la bodega de la esquina, un estacionamiento o las prestaciones sociales de los trabajadores. La excusa es invariablemente la misma: aducen que el Estado será un excelente gerente de todo lo confiscado y que el gran beneficiado será el pueblo. Toda la evidencia deja claro que ni el Estado es un gerente eficiente ni el pueblo ha salido beneficiado de toda historia de apropiaciones indebidas.
Pero todo ese feroz capitalismo de estado, propiciado y puesto en práctica por el gobierno, es la perfecta y contundente fachada tras la cual ocultar lo que verdaderamente tejen los poquitos que controlan el poder. Venezuela no es para ellos un país o una nación; es una telaraña en la cual han logrado imponer sus marramuncias, sin que exista quien les ponga preparo.
Dos son las fuentes principales de ingresos para estos sórdidos bandidos: el sector petrolero, en el cual el negociado está como plato principal y consiste, según me explican expertos, en asegurar que el país produzca menos petróleo y eso que deje de producir pueda ser surtido por otros proveedores. A eso se suma la cantidad de coimas en los acuerdos, adjudicaciones y supuestas licitaciones. En muchos países, varios de los cuales están en el portafolio de naciones con las cuales Venezuela hace negocios, el pagar comisiones no es ilegal.
Cada asignación de espacios para la exploración puede ser una mina y puede suponer algo por debajo de la mesa. Cada supuesta compra de materiales comporta pagos adicionales. En muchas ocasiones, lo comprado ni siquiera existe o es material de segunda. Y como además a los petroleros les ha sido asignada una madeja de asuntos no petroleros, pues la oportunidad la pintan calva. Si alguna vez PDVSA fue una caja negra, ahora es no sólo negra sino peluda. No puede producir asombro escuchar de la vida de jeques que se dan muchos de los recientes magnates que proclaman a los cuatro vientos que PDVSA es roja rojita.
El segundo espacio de fétidos multimillonarios negociados está en el narcotráfico y la compra de armamento. Todos los informes internacionales sobre movimiento de drogas coinciden en advertir que a consecuencia del plan de seguridad iniciado en el gobierno de Uribe y continuado por Santos, muchas operaciones de los traficantes se han mudado. Dicen que la droga que va para el norte de América es manejada por narcos de algunos países centroamericanos y los inefables querubines mexicanos que han cobrado miles de vidas ya en ese hermoso país donde hay una guerra no declarada que se deglute millonadas en fondos públicos que son asignados a la lucha contra esos mafiosos en lugar de costear gastos en educación y salud para los mexicanos. En esos mismos informes se advierte que un alto porcentaje de las drogas que van a Europa pasan por Venezuela.
Se sabe que el trafico de drogas es un negocio redondo. Ningún grupo independiente en Venezuela tiene el músculo ni el poder para concentrar ese negocio. Ah, y como con el aumento del narcotráfico viene el incremento en la lucha contra esa inmundicia, pues aparecen los negocios de compras de armas y otros productos asociados. En un país de unos 27 o 28 millones de habitantes, se dice que hay unas 10 millones de armas en poder del hampa. Supongamos que en manos de los organismos de seguridad del estado hay cuanto menos igual numero. Bueno, son 20 millones de armas. Llegue el lector a sus propias conclusiones. Y abísmese. Y también pregúntese quién o quiénes están comiendo ahí.
¿Y la Contraloría? ¿Y la Fiscalía? ¿Y los tribunales de la República? Bien gracias. Abanicándose,porque hace mucho calor.
viernes, 13 de abril de 2012
La mentira tiene patas cortas
No voy a tildar de patético el asunto de la misa familiar transmitida por tv en la que hubo abundancia de lagrimas. Creo sí que fue un tema en el que la decente privacidad estuvo ausente. Quien haya decidido convertir esa Eucaristía en un show, no tiene ni la menor idea por lo que están pasando el paciente y su familia.
Bien apunta Elides Rojas que tarde o temprano la verdad será revelada. La mentira tiene patas cortas. Yo creo que el hombre está peor de lo que dicen, que fue mal tratado, que los médicos venezolanos hubieran hecho mucho mejor trabajo y que todo ha sido manejado a las patadas. Haber exprimido esta situación para sacarle jugos políticos y electorales me parece degradante y despreciable. De ello son exclusivamente responsables los pesos pesados de la Revolución. Son ellos quienes han abordado todo este drama con la carencia de escrúpulos de los sinvergüenzas de oficio. Son responsables de todo lo que ocurre y ocurra.
Hace varios años, mi único hermano enfermó de cáncer. Murió en la flor de la vida, a los 38 años, sin que pudiéramos evitarlo. Aún hoy, tanto tiempo después, cuando me cuentan que alguien tiene esa enfermedad, sea quien sea, se me eriza la piel.
El amor sufre la mayor de las pruebas cuando uno pasa por la terrible experiencia de un ser querido gravemente enfermo. Se desata en uno la más gigantesca rebeldía. Habla con médicos, lee cuanta información existe, se declara en pie de lucha. Busca alguien que le diga que los médicos se han equivocado, quiere despertar de esa pesadilla y necesita que nada de lo que sucede es verdad. Pero llega el momento de darle cara a la realidad. Entonces, luego de ese proceso, uno entiende que nadie sufre tanto como el paciente, que hay que dejar de lado el dolor propio, abandonar todo rastro de egoísmo, para pasar a compartir con el enfermo su angustia, su miedo y su tránsito por tratamientos horrendos y los más agudos dolores físicos. De todo eso no se puede hacer un espectáculo.
No sé cuán grave está el presidente. En el guión de este "reality show" han incluido un secretísimo y morboso estilo comunicacional, basado en el concepto de "el mensaje es el masaje". No tengo ni idea de cuán creíbles son las informaciones que se filtran y según las cuales la enfermedad hace estragos y está tomando terreno. Sólo sé que con mi hermano fuimos a Margarita una Semana Santa. Paseamos por la isla, visitamos amigos, nos reímos, comimos rico. El tenía una energía inagotable. A las pocas semanas estaba muerto.
Basta de shows.
Bien apunta Elides Rojas que tarde o temprano la verdad será revelada. La mentira tiene patas cortas. Yo creo que el hombre está peor de lo que dicen, que fue mal tratado, que los médicos venezolanos hubieran hecho mucho mejor trabajo y que todo ha sido manejado a las patadas. Haber exprimido esta situación para sacarle jugos políticos y electorales me parece degradante y despreciable. De ello son exclusivamente responsables los pesos pesados de la Revolución. Son ellos quienes han abordado todo este drama con la carencia de escrúpulos de los sinvergüenzas de oficio. Son responsables de todo lo que ocurre y ocurra.
Hace varios años, mi único hermano enfermó de cáncer. Murió en la flor de la vida, a los 38 años, sin que pudiéramos evitarlo. Aún hoy, tanto tiempo después, cuando me cuentan que alguien tiene esa enfermedad, sea quien sea, se me eriza la piel.
El amor sufre la mayor de las pruebas cuando uno pasa por la terrible experiencia de un ser querido gravemente enfermo. Se desata en uno la más gigantesca rebeldía. Habla con médicos, lee cuanta información existe, se declara en pie de lucha. Busca alguien que le diga que los médicos se han equivocado, quiere despertar de esa pesadilla y necesita que nada de lo que sucede es verdad. Pero llega el momento de darle cara a la realidad. Entonces, luego de ese proceso, uno entiende que nadie sufre tanto como el paciente, que hay que dejar de lado el dolor propio, abandonar todo rastro de egoísmo, para pasar a compartir con el enfermo su angustia, su miedo y su tránsito por tratamientos horrendos y los más agudos dolores físicos. De todo eso no se puede hacer un espectáculo.
No sé cuán grave está el presidente. En el guión de este "reality show" han incluido un secretísimo y morboso estilo comunicacional, basado en el concepto de "el mensaje es el masaje". No tengo ni idea de cuán creíbles son las informaciones que se filtran y según las cuales la enfermedad hace estragos y está tomando terreno. Sólo sé que con mi hermano fuimos a Margarita una Semana Santa. Paseamos por la isla, visitamos amigos, nos reímos, comimos rico. El tenía una energía inagotable. A las pocas semanas estaba muerto.
Basta de shows.
martes, 3 de abril de 2012
Los años perdidos
No sé si el 7 de octubre lograremos despertar al país de esta pesadilla que ya lleva casi 14 años ahogando en un mar de penas a millones de ciudadanos, se percaten de ello o no. Por allá por el 2001, en una charla para un público muy heterogéneo, dije que a Chávez había que sudarlo, como quien se mete en una sauna para sacar por los poros todas las toxinas. En ese momento fui muy criticada. Recuerdo que hasta uno de los asistentes en la sala se levantó iracundo y me reclamó airadamente.
Pasado ya mucho tiempo de aquel episodio sigo pensando que Chávez no es un hombre, ni una tendencia política. Es un craso error, una sustancial equivocación en nuestra historia. Que es uno de los reyes del segundo juego de barajas, lo creo y lo sostengo. Pero eso no lo convierte en acierto.
No somos capaces los venezolanos de comprender a cabalidad la magnitud de dinero que ha percibido Venezuela a lo largo de estos años de desastre revolucionario. No somos capaces de procesar una cifra que asciende a montos astronómicos. Entonces, como no lo logramos metabolizar, no conseguimos entender la clase de barbaridad, el tamaño del manirrotismo en el que navegamos.
Son los años perdidos. Los años del despilfarro, los años en los que pudimos corregir los errores del pasado y dar un salto cuántico a la modernidad. Los años en los que pudimos haber derrotado la epidemia de malos servicios públicos, escuelas que se caen a pedazos y malandros acabando con la vida y con los bienes de la gente decente.Pero lejos de haber hecho eso, el gobierno liderado por Chávez hizo del país más prometedor de América Latina un espacio de mediocridad, de barro y fuego, de peor es nada. Los platos rotos de catorce años de desaguisados, torpezas, estupideces y corruptelas los pagaran no los ciudadanos adultos de hoy, sino los venezolanos que son jóvenes y por diseño inocentes y también los que aún no han siquiera nacido.
Lo que este gobierno ha hecho con el país es francamente imperdonable. Lo sé y no pretendo en modo alguno justificar lo injustificable. Pero el tema crucial no está en buscar cobrar los malos hechos sino en más bien enfocarnos en curar las heridas y sanar los daños. No es tan importante que paguen los culpables, al menos no por ahora. Lo indispensable es votar el 07 de octubre para sacarlos de los puestos de poder desde los cuales han hundido a Venezuela en el fango. Sabremos luego la verdad de todo, cuánto en realidad van a dejar en las arcas públicas, cuánto robaron, cuánto trajinaron y por cuánto nos vendieron.
No estoy en modo alguno dando espacio a la impunidad. No, mil veces no. Pero sí creo que hay que poner prioridades por delante. Si Henrique Capriles hubiera privilegiado la persecución a Diosdado Cabello por los saqueos al erario de Miranda, no hubiera podido adelantar la buena gestión realizada por la que los mirandinos le agradecen y aplauden y que es una de sus muchas cartas de presentación para aspirar a la Presidencia.
Pongamos la carreta por detrás de los bueyes. No al revés. Elijamos un buen presidente, saquemos con votos al que actualmente dice serlo. Seamos inteligentes. Y entendamos que ya sudamos a Chávez hasta la última gota. Ya habrá tiempo para juicios y tribunales. Por ahora, a buscar votos.
Pasado ya mucho tiempo de aquel episodio sigo pensando que Chávez no es un hombre, ni una tendencia política. Es un craso error, una sustancial equivocación en nuestra historia. Que es uno de los reyes del segundo juego de barajas, lo creo y lo sostengo. Pero eso no lo convierte en acierto.
No somos capaces los venezolanos de comprender a cabalidad la magnitud de dinero que ha percibido Venezuela a lo largo de estos años de desastre revolucionario. No somos capaces de procesar una cifra que asciende a montos astronómicos. Entonces, como no lo logramos metabolizar, no conseguimos entender la clase de barbaridad, el tamaño del manirrotismo en el que navegamos.
Son los años perdidos. Los años del despilfarro, los años en los que pudimos corregir los errores del pasado y dar un salto cuántico a la modernidad. Los años en los que pudimos haber derrotado la epidemia de malos servicios públicos, escuelas que se caen a pedazos y malandros acabando con la vida y con los bienes de la gente decente.Pero lejos de haber hecho eso, el gobierno liderado por Chávez hizo del país más prometedor de América Latina un espacio de mediocridad, de barro y fuego, de peor es nada. Los platos rotos de catorce años de desaguisados, torpezas, estupideces y corruptelas los pagaran no los ciudadanos adultos de hoy, sino los venezolanos que son jóvenes y por diseño inocentes y también los que aún no han siquiera nacido.
Lo que este gobierno ha hecho con el país es francamente imperdonable. Lo sé y no pretendo en modo alguno justificar lo injustificable. Pero el tema crucial no está en buscar cobrar los malos hechos sino en más bien enfocarnos en curar las heridas y sanar los daños. No es tan importante que paguen los culpables, al menos no por ahora. Lo indispensable es votar el 07 de octubre para sacarlos de los puestos de poder desde los cuales han hundido a Venezuela en el fango. Sabremos luego la verdad de todo, cuánto en realidad van a dejar en las arcas públicas, cuánto robaron, cuánto trajinaron y por cuánto nos vendieron.
No estoy en modo alguno dando espacio a la impunidad. No, mil veces no. Pero sí creo que hay que poner prioridades por delante. Si Henrique Capriles hubiera privilegiado la persecución a Diosdado Cabello por los saqueos al erario de Miranda, no hubiera podido adelantar la buena gestión realizada por la que los mirandinos le agradecen y aplauden y que es una de sus muchas cartas de presentación para aspirar a la Presidencia.
Pongamos la carreta por detrás de los bueyes. No al revés. Elijamos un buen presidente, saquemos con votos al que actualmente dice serlo. Seamos inteligentes. Y entendamos que ya sudamos a Chávez hasta la última gota. Ya habrá tiempo para juicios y tribunales. Por ahora, a buscar votos.
A lo lejos , duele igual
Seis horas y media de vuelo más tarde, un taxi que entra a la ciudad nos deja en la puerta de este apartamento de tamaño gaveta. Un clima harto más cálido de lo que tocaba por estas fechas nos sorprende. Dos sismos nos dan la bienvenida a tierras nerudianas. El primero no lo sentimos. Ocurrió esa primera madrugada y por el estropicio del viaje habíamos caído muertos en la cama. El segundo, el domingo a las veinte para las ocho de la tarde, nos tomo por sorpresa, descalzos y en este piso 15. Nos asombró no entender desde el primer segundo que lo que ocurría era una tremenda sacudida de tierra. Nos miramos. "Está temblando", dice mi marido. Se alarga el asunto y se nos empieza a despertar el miedo. El edificio de enfrente cruje. El nuestro se bambolea. Aguanta sin daños. Nunca se produce una interrupción del servicio eléctrico. En la tele reportan lo sucedido. Instan a la calma. A que quienes que se encuentra en zonas aledañas al mar procedan a buscar tierras altas.
Minutos después, desde nuestro balcón santiaguino escuchamos sirenas. Bomberos. Ambulancias. Suponemos que hay gente atrapada en ascensores. Y de seguro muchos afectados por el miedo. No en balde hace apenas dos años y poco este país sufrió una de las peores catástrofes naturales de su historia.
Aquí la prensa no es amordazada por regulaciones gubernamentales que impidan reportar lo que ocurre en tiempo real. Los medios dicen lo que pasa y se da espacio a toda la critica. Si, la critica. Los sistemas de emergencia son evaluados. Nos asombra que asuntos que para nosotros son mínimos pongan en tela de juicio la gestión de los entes públicos a los cuales toca responder a las emergencias. Qué bien.
Estamos lejos. Pero a los lejos, Venezuela nos duele igual. Nos eriza la piel el pensar qué pasaría en nuestro país si fuese tierra tan proclive a terremotos. De nada sirve tener excelentes profesionales preparados para la atención de emergencias, como el querido Coronel Angel Rangel, si desde el gobierno más importante es cómo luce Miraflores y no cómo hacer que la ciudadanía aprenda a enfrentar las situaciones difíciles.
A lo lejos, Venezuela duele igual.
Minutos después, desde nuestro balcón santiaguino escuchamos sirenas. Bomberos. Ambulancias. Suponemos que hay gente atrapada en ascensores. Y de seguro muchos afectados por el miedo. No en balde hace apenas dos años y poco este país sufrió una de las peores catástrofes naturales de su historia.
Aquí la prensa no es amordazada por regulaciones gubernamentales que impidan reportar lo que ocurre en tiempo real. Los medios dicen lo que pasa y se da espacio a toda la critica. Si, la critica. Los sistemas de emergencia son evaluados. Nos asombra que asuntos que para nosotros son mínimos pongan en tela de juicio la gestión de los entes públicos a los cuales toca responder a las emergencias. Qué bien.
Estamos lejos. Pero a los lejos, Venezuela nos duele igual. Nos eriza la piel el pensar qué pasaría en nuestro país si fuese tierra tan proclive a terremotos. De nada sirve tener excelentes profesionales preparados para la atención de emergencias, como el querido Coronel Angel Rangel, si desde el gobierno más importante es cómo luce Miraflores y no cómo hacer que la ciudadanía aprenda a enfrentar las situaciones difíciles.
A lo lejos, Venezuela duele igual.
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