viernes, 3 de agosto de 2012

Involucrada y comprometida

Es como cuando una pareja sabe que ya lo suyo simplemente no tiene remedio. Saben que esa despedida toma su tiempo. No puede ser de sopetón. Ni tiene sentido alguno hurgar buscando una manera de socorrer aquello. Siempre es difícil decir adiós. Siempre es difícil "quedar bien" cuando ha habido tanto daño y la relación se volvio papel ajado. Así pasa entre "el pueblo que alguna vez lo apoyó con pasión" y este ególatra delirante que cacareó como gallina clueca un amor que es incapaz de sentir. La relación se fue desintegrando; se le fueron haciendo grietas por las que se fugaron las ilusiones que no sobrevivieron en un mar de falsedades. A punta de mentiras el amor se rompió. Ahora trata de enmendar. Pero llego el "es muy tarde ya". El problema no está en cómo disolver en los hechos lo que ya ocurrió en las emociones. Eso es un trámite. Lo difícil viene después. Al día siguiente se contabilizan los activos y los pasivos. Están las cuentas por pagar, las deudas y las hipotecas, los millones de papelitos que cayeron en el pozo de la indiferencia. Henrique ya pasó por un escenario semejante. Recibió la Gobernación mirandina hecha trizas. Plagada de deudas, hundida en una pestilente riada de negocios truculentos, con servidores públicos a quienes se les había dado la orden de mirar para otro lado ante los bochornosos robos al erario regional. Pudo convertirse en ridículo paladín. Pero decidió que una gesta no produciría el bienestar que el pueblo necesitaba. Así, cada trajín hallado en las investigaciones se integró a un grueso expediente, que fue llevado a Fiscalía, espacio donde espera atención. Pasó Henrique a desarrollar sus tareas como gobernador. A ese estado ruinoso le inyectó vitaminas, entusiasmo, esperanza. La recuperación de nuestro país no será asunto de coser y cantar. Pero dejando de cometer las estupideces, con liderazgo trabajador y limpiando de crápulas las posiciones de decisiones, es posible un país decente, progresista, donde la gente deje de penar. Con su autobús del progreso, Henrique testimonia humildad, apertura mental, conciencia social y comprensión. Con la cara limpia. No me asalta la duda. Estoy involucrada y comprometida.

No hay comentarios: