jueves, 25 de abril de 2013
El bojote
Frente a lo que está ocurriendo en Venezuela, cualquier observador incauto podría concluir que lo que en este país impera es la ley de la selva. No le faltaría razón. Pero su juicio sería incompleto pues en esta historia no sólo está privando la ley del más fuerte, sino también una notoria falencia en capacidad gubernamental para la lectura del país
Maduro ha decidido desdecirse. Ello revela que lo que dijo la noche del domingo electoral fue criticado por otros con más poder dentro y fuera de las fronteras y lo obligaron a retroceder. Queda claro que Nicolás no es Chávez, porque cuando Chávez hablaba, dijera lo que dijera, el resto de los suyos hacia chitón. Y si a alguien se le ocurría revirar, era lanzado al estricote sin miramiento alguno y adiós luz que te apagaste. Pero Nicolás es "poquito", aunque encadene los medios varias veces al día para obsequiar alaridos.
Aquí hay mar de fondo. Y siempre hay que preguntarse quien se beneficia con el despelote, quien trajina bajo la mesa o sobre ella, quien maneja los hilos del poder. Los dichos y haceres de Diosdado deben ser puestos bajo microscopio. Es obvio que no habla con el lenguaje de la pasión sino con el verbo del ambicioso que juega piezas con objetivos no expresos. La culebra administra sus silencios, sus siseos, sus movimientos. Para lograr sus fines debe promediar bien cada gesto, desbocarse cuando toque, mantenerse quieta cuando conviene. Esta culebra anda en cacería porque siente que la oportunidad la pintan calva. Aunque suene paradójico, la estrategia supone la utilización de una presa para intentar cazar a la otra presa en la mira.
Para Diosdado, Nicolás no es más que un pelele, un enclenque, un fofo. Que el comandante lo haya escogido como sucesor fue un error. El comandante, enfermo como estaba, tenía la lucidez comprometida y había perdido su acostumbrada visión de águila. Su decisión fue, entonces, un "error honesto", disculpable, pero error al fin. Un error que se pagó carísimo, tanto con esos votos que cruzaron la talanquera y fueron a parar a Capriles como también con los que no ocurrieron constituyendo una abstención estridente como expresión. ¿Cómo explicarle al pueblo revolucionario que en menos de cien días Nicolás convirtió a las robustas fuerzas rojas rojitas en pollitos de verbena? ¿Cómo convencer a los electores revolucionarios de volver al redil? ¿Es posible restituir la confianza perdida bajo la enclenque conduccion y el tan deslucido liderazgo de Nicolás y en este enrarecido ambiente de inestabilidad e ingobernabilidad? Para rehacer el rompecabezas revolucionario hace falta un hombre de esos cuyo nombre consta en la "historia original". Diosdado siente que es su hora, que es ese hombre, ese salvador. Es una lucha en dos etapas, dos peldaños que coinciden no en espacio pero si en tiempo. El que está, está de sobra, y el verdadero adversario tiene el cuero duro y no por flaco es débil. Y para colmo tiene un montón de votos, carisma indiscutible, capacidad de perseverancia, coraje inflexible y un liderazgo que le ronca el mango.
Muchas cosas pueden ocurrir. Maduro se juramentó y no cuenta con el beneficio de los 100 días de luna de miel, porque ya se los comió. mañana mismo tiene que entrompar una crisis de características y niveles al más alto grado, con la más precaria gobernabilidad en un pais que se precipita, por culpa del gobierno, en una debacle economica y social sin parangon, con la intranquilidad que caracteriza a la inconsistencia y muy proclive a un descontento popular creciente e incesante.
el Comando Simón tiene el trabajo de la auditoria, para lo cual cuenta con expertos tecnicos con ojo entrenado en este quehacer. y si descubre lo que se presume ello puede hacer ilegítimos esos resultados tan cacareados por Misia Tiby. Si Capriles sigue manejando la crisis como hasta ahora, los platos rotos de este desastre los pagará Nicolás, que acabara pareciéndose al muchachito de El Diente Roto.
Es importante entender que auditar significa detectar las irregularidades y que esto puede derivar en una repeticion parcial o hasta total de las elecciones. En ese caso, Capriles habría tenido razón y ello lo legitimará aún más como líder político y lo consolidara cono candidato, con todavía mayores posibilidades de obtener la mayoría que lo coloque en la silla presidencial. Yo me permito apuntar que a mi juicio este escenario es factible.
En cualquier caso, los enchufados nadan en aguas turbulentas y fangosas. Cada día les resulta más difícil disfrazar sus gigantescas mentiras. Por más que se tongoneen siempre se les ve el bojote.
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