Hace algunas semanas ocurrió en tierras de la vecina Colombia un suceso que nos hace confirmar que por estas latitudes nuestras el realismo mágico existe y no es tan sólo producto de la fértil imaginación del Gabo. Resulta que en el Magdalena aparecieron unos hipopótamos. Sí, así como lo leen, hipopótamos. Los animales, que son particularmente feroces, fueron a tener allá porque el narcotraficante Pablo Escobar Gaviria se montó un zoológico para disfrute personal, y entre la fauna se encontraban estos paquidermos africanos. El cuento es mucho más largo, y no me cabe en ese espacio, pero me hizo recordar el muy famoso asunto del pingüino que apareció en Maracaibo.
¿Por dónde van estas líneas? Van por leer cada día la prensa, nacional y local, y confirmar que en este país y en el de los vecinos pasa de todo, aun lo más inesperado. Entonces, no es de extrañar que leamos titulares que dan cuenta, por ejemplo, de que en Venezuela, en los años que van de este gobierno, se “Contabilizan más de dos mil procesados por protestar”. Uno lee eso y le da un síncope. Le pitan los oídos, la vista se le nubla y le comienza correr un sudor frío por todo el cuerpo. ¿Dos mil procesados por transgredir el derecho constitucional al pataleo?
Se entera uno, leyendo la prensa, que hubo un tejemaneje con la compra de unos libros. Resulta que por los libros, cuyo costo de impresión fue de 450 mil dólares, nuestro generoso gobierno pagó la módica suma de 32 millones de dólares. Los libros, imaginarán, dado su costo, deben ser declarados patrimonio nacional, incunables, pues.
En Argentina se publica un libro que revela los intríngulis de los “negociados” alrededor de la famosa valija de Antonini Wilson, el “gordo”. Hay involucrados de toda especie y color. La plata corrió sin diques, y unos cuantos se enriquecieron a costillas de reales que son nuestros, a saber, del pobre pueblo venezolano. Entretanto, Zelaya, el tal “Mel”, se da la gran vidorria, salta de capital en capital, de hotelazo en hotelazo, con cuenta de gastos libre que pagamos los zoquetes de aquí.
Hablando con un buen amigo chileno, un profesor de muchas luces, le comento que aquí están pasando tantas cosas, es tal la pava siriaca que nos ha caído, que sólo falta que a pesar de nuestra condición de país tropical, cualquier día nos levantemos y nieve. Y en ese caso a lo mejor vienen más pingüinos.
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