Ya sabe el mundo cuán peligroso puede resaltar la instigación de la violencia en una sociedad que tiene la piel ardida. Cientos de estudios comprueban que el mal uso de los medios de comunicación puede traer como consecuencia un aumento de la violencia individual y colectiva. Sabemos hoy que si bien el televidente o radioyente (o quien está en las redes sociales con instrumentos hiper desarrollados) recibe los mensajes a través del consciente, buena parte de ellos van a anidarse en el subconsciente y el inconsciente. Allí hibernan y pueden activarse cuando la situación precisa de justificaciones para un actuar violento. Eso hace que, sorprendemente, veamos a un individuo o una comunidad, a quienes siempre supusimos “pacificos”, reaccionando con ira ante un hecho o situación.
Unas de los fundamentales deberes del gobierno es fomentar y garantizar la paz, que no es una mera tolerancia circunstancial. Aun en las situaciones más tensas, el gobierno tiene que generar un espacio común de concordia, en el que las personas puedan convivir en un mínimo estado de armonía.
Entre las tantas y tan perversas contradicciones que podemos observar en Venezolana de Televisión, está la promoción de un “rezanderismo” fanatizado (un televidente desprevenido podría hasta creer que es un canal de alguna organización religiosa extremista) y una siembra sistemática de inquina. Tal paradoja es una constante en la programación de un canal controlado por el sector más radical y más feroz del gobierno.
Por estos días, Carlos Raúl Hernández escribió varias notas en este diario sobre el peligroso asunto de un programa que, transmitido todas las noches, es un semillero de violencia. Lo suyo era un llamado a la reflexión.
En lugar de tomar sus textos como un clamor por la sensatez, el insolente y degradante animador de ese programa reaccionó con más virulencia. Preguntaba Carlos Raúl si VTV entenderá lo que está haciendo. Yo creo que es adrede, que saben bien que La Hojilla siembra un odio del cual se nutre esa violencia que desean. Es bueno que quienes gerencian VTV entiendan que delinquen por comisión u omisión o por complicidad, que sobran los episodios de este género que terminaron en juicio en el tribunal de La Haya. Es bueno que los directivos de VTV pasen la hojilla a su programación y afeiten los espacios que publicitan la violencia.
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