* Publicado con ligeros cambios en El Universal
Necesitábamos un candidato que entienda el alma del venezolano, que nos reivindique como seres humanos, que se deba en cuerpo y alma a la democracia de libertades y justicia. Un candidato inspirador, que nos secara las lágrimas para mostrarnos que hay un camino, que nos impulsara a luchar por la mejor Venezuela, que entiendiera que sólo con el concurso y participación de los ciudadanos es posible el cambio.
Un candidato que no nos exija sumisión, que crea firmemente en transformar la política en un espacio de decencia y verdad. Un candidato que luche por democratizar el poder, que termine con este autoritarismo aplastante, que crea por convicción en la inclusión, que quiera ser el presidente de todos y no sólo de quienes lo apoyan.
Buscábamos un candidato para los millones de trabajadores a quienes se les miente todos los días, ofreciéndoles mejoras laborales y salarios justos que nunca llegan. Un candidato para los jóvenes discriminados y menospreciados, para quienes no hay empleo digno y para quienes, a pesar de la falaz publicidad oficialista, no hay educación y preparación de calidad.
Un candidato para las mujeres tan capacitadas para producir desarrollo en lo económico, lo político y lo social a quienes tantas veces se les cierran las puertas. Un candidato para las comunidades indígenas abandonadas a su suerte, para las que no ha habido sino espejitos. Un candidato para los fecundadores de la tierra, los criadores y pescadores, a quienes se les ofende con préstamos y subsidios humillantes y que requieren comprensión y respeto del gobierno. Un candidato para los empresarios, tan desilusionados por la burocracia inservible, por la idiota cadena de trámites y por el vergonzoso poder del gobierno. Un candidato para una sociedad aterrorizada por el acecho del hampa. Un candidato para quienes nos oponemos al fomento de la division. Un candidato que dé por cancelado este vulgar y procaz guión de insultos y vejaciones.
Un candidato para quienes nos negamos a aceptar este presente fracturado. Un candidato con vision de futuro, que nos contagie su entusiasmo, que nos impulse a trabajar por las mejores causas, que acepte el compromiso y el reto de la conducción política para el progreso de Venezuela.
Ya lo tenemos. Está recorriendo el país. Abrele tu puerta, tu cerebro y tu corazón. Escúchalo. Tiene muchas cosas para decirte.
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