viernes, 3 de mayo de 2013
Carta a los hijos de Julio Borges
No creo que sea fácil ser hijos de Julio Borges. Es sin duda un ser humano complejo y exigente consigo mismo y con el resto de la Humanidad. Como se traga libros densos, para llevar una conversación con él hay que tener el diccionario a mano y estar dispuesto a debatir.
Pero ustedes vinieron al mundo por esfuerzo y pasión de sus padres. Su mamá es un caramelo de mujer, sin que ello la convierta en débil o banal. Su padre es un católico de pensamiento, fe y ejercicio. Es un hombre que antes de decir o hacer algo, pasa por un largo proceso de reflexión y auto cuestionamiento.
Ustedes nacieron y están creciendo en una Venezuela difícil y plagada de falsedades. La más reciente es una versión según la cual a su padre lo maquillaron para hacer creer a los venezolanos que la salvaje golpiza de la que fue objeto en una sesión de la Asamblea Nacional no ocurrió, que fue una pantomima.
Yo les digo que conozco mucho a su padre, de vista, trato y trabajo compartido por muchos años. Algunos dirán que fui su mano derecha. Seguramente soy una de las personas que mejor puede dar fe de su estilo, sus convicciones, sus principios y valores, de su dignidad. Créanme que su padre es incapaz de ejercer la violencia física como herramienta política. Y es también incapaz de montar un sainete. No crean ni una sola palabra de las mentiras que se dicen y de las muchas patrañas que se seguirán montando.
Sus padres son unos luchadores por Venezuela. Son perseverantes, profundos, militantes de la verdad. Y eso se los están cobrando. Ustedes no tendrán una vida fácil. Pero sepan que tienen el privilegio de ser hijos de dos para quienes Venezuela, los venezolanos, la familia y ustedes serán siempre motivo e inspiración de vida y trabajo.
Dios bendijo a sus padres con el nacimiento de ustedes. Y los seguirá bendiciendo.
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